Huele a “maracahafa”
El año inmediatamente anterior se debatió en el Congreso de la República de Colombia un tema muy interesante y polémico para la sociedad, la penalización de la dosis personal, por un lado se encontraban los opositores a esta sanción, los de mente abierta y moderna, para algunos post-moderna, por el otro los moralistas, conservadores, incluyendo en este grupo a la Iglesia Católica que siempre está presente cuando se habla de algo que atente con los valores, las buenas y normales costumbres.
En el año 1994 la Corte Constitucional despenalizó la dosis personal que anteriormente había sido legislada, pero para muchos fue un gran error la sentencia de la Corte, se gritaba a viva voz: ¡la juventud se iba a perder en el vicio!; ¡Son unos brutos!; ¡Al parecer no tienen hijos!; ¡Magistrados incompetentes!, estas y otras expresiones lanzaban los opositores a la decisión tomada, pero siendo la Corte Constitucional un Ente supremo en nuestra legislación, se debía acatar lo emanado en la C – 221 de 1994. Desde ese momento no hubo un solo periodo de gobierno en donde no se tocara el tema, algunos intentaron tumbar el fallo de la Corte pero fue una labor imposible, fue un tiempo complejo para el país, ocurrieron un sinnúmero de hechos impensados por el ser humano, había que estar consumiendo algún alucinógeno, una dosis mínima, en cuyo caso no era ningún un delito, nos dieron el aval para desarrollar libremente nuestra personalidad, y al parecer muchos acataron tácitamente lo dictado por la Corte, muchos estaban cumpliendo la norma cabalmente, estaban muy fumados para no darse cuenta de las locuras que acontecieron en el país en tan solo 15 años, pensar que con la apertura comercial de Cesar Gaviria no íbamos a tener problemas económicos, ver elefantes rondando por la casa de Nariño jugueteando con Ernesto Samper, observar una gran silla vacía en la zona del Caguán en el gobierno de Andrés Pastrana; elegir a un paramilitar, Álvaro Uribe, como el verdadero mecías que iba a salvar al pueblo de Colombia, esto último ha sido lo terrible en década y media; ¿darle 8 años de gobierno a Álvaro Uribe?, la mayoría de compatriotas en capacidad de votar debieron estar absorbiendo el olor de la “maracachafa” fumada por millones de compatriotas que utilizaba como medio de transporte a las brisas para llegar a todos los rincones del país, ese aroma era el único que colocaba e Uribe como el hombre de la mano dura y el corazón firme, capaz de cambiar el rumbo de la maltrecha sociedad, insisto, no era un delito, no critico o juzgo a quienes la fumaban, es un derecho establecido por los magistrados de la Corte en 1994. Lo paradójico es que el gran mecías no gustaba de la hierba, los miles y miles de seguidores que gustan de las sustancias que los llevan a dar un paseo por la nubes, se desilusionaron, pensaban que iban a seguir con el libre desarrollo de su personalidad sin inconveniente alguno, pero, ¡oh sorpresa! , una reforma constitucional emitida por el más justo y moderno salvador del país logró penalizar la dosis personal, desde diciembre de 2009 tener una dosis personal de cualquier alucinógeno se convertía en delito, la labor de control pasó a manos de la fuerza pública, pero al parecer algunos de los policías del país perdieron el sentido del olfato, todos conocen el fuerte olor que emana de los estupefacientes y no se percatan de donde se está generando para tomar las medidas correspondientes.
En los últimos meses he frecuentado diversos parques del norte de la ciudad para hacer deporte, jugar fútbol y mantener un estilo de vida saludable así sea como amateur, estos son los sitios más adecuados para ejercitar el cuerpo, lo discordante es que no todos van a lo mismo, es una sorpresa observar pequeñas luces rojas en diferentes sectores oscuros de los parques e inmediatamente las brisas decembrinas son acompañadas por el fuerte olor de los alucinógenos que se esparce por todos los rincones del lugar; (¡ojo! Son sitios donde concurren muchos jóvenes y niños que aún no conocen el problema de las drogas), con tanto humo hay jugadores que suben su nivel de juego, corren más de lo normal, se vuelven hiperactivos, hace lo impensable, enganches, tacos, chalacas, entre otras; quien sabe si por sus fosas nasales ingresó alguna partícula de la droga fumada por alguna persona que sigue pensando en la sentencia que les respetaba ese derecho y con tanta fumarola no se ha dado cuenta que todo cambió, ya consumir droga no es un derecho para desarrollar libremente la personalidad.
En 2 parques donde he practicado el deporte más bello de todos, el fútbol, hay un CAI de la Policía Nacional a menos de 50 mts, al parece ellos no conocen la emanación de las drogas ilícitas, no se percatan de lo que está sucediendo, siguen en sus labores, estas deben ser más importantes que controlar el tráfico de drogas, negocio del cual muchos dicen que hay una parte o “tajada” para los uniformados de color verde y botas negras; por lo observado, me adhiero a esa premisa, es una realidad inocultable. Es hora de cumplir las normas, si se crean es para que se hagan efectivas; en este nuevo periodo de gobierno emerge una interrogante: ¿Cómo exigirle medidas de control al nuevo presidente de los colombianos si él mismo expresó a los medios de comunicación que había consumido el famoso cannabis en su juventud?. Ojala sea cierto que sólo fue en su época de mozalbete y, no enterarnos después que siguió probando por mucho tiempo la hierba, Dios quiera que sus marcadas ojeras no sean por tanto fumarla.
Les dejo un enlace para que escuchen la buena canción que Humberto Pernett le sacó a la famosa maracachafa, su nombre es "Huele a mariacachafa".